Desde la cosmovisión del oriente antiguo un nuevo ciclo anual es anunciado cuando coincide el crecimiento de la luna con el crecimiento de las fuerzas que dan vida a la primavera: el viento y el trueno. Para este año la transición sucederá entre el 1 de febrero -luna nueva- y el 4 de febrero -antes de la salida del sol-. Y la fuerza energética que corresponde a este nuevo ciclo está simbolizada por la imagen del ‘Tigre de Agua’. Esta imagen puede servirnos de metáfora para intentar ver en el huevo del presente los mensajes del cielo, de la vida y de las fuerzas que la componen y así acoplarnos a ellas.
Aquí un texto al respecto. Espero que pueda servir de guía en esta gran labor de sintonización con las fuerzas que nos rodean y habitan.
Continuamos transitando un período de incertidumbre, diría que nos encontramos en el medio de ella. Con poca visibilidad y rodeadxs de misterios, preguntas y mucho desasosiego. Por ello la imagen del tigre del agua resulta magnífica para representar el momento en que estamos. Un tiempo que se mueve sin que podamos ver con claridad qué fuerzas lo activan, un inicio, o más bien un reinicio, que pide suceder pero que aún no encuentra la luz para comenzar a desarrollarse. Falta tiempo, las condiciones aún no nos han sido dadas. Aún nos rodea la crudeza que dió inicio a este nuevo ciclo, hace ya dos años. Pareciera que estemos a la mitad del camino, así que aún prevalece la difícil tarea de continuar atravesando las grandes aguas.
Y ¿Cómo podría ayudarnos la magnífica fuerza del tigre - que es en sí la fuerza del agua, la madera y el crecimiento de un fueguito que necesita ser cuidado- ? Me viene una imagen: la de un tigre que ayuda a alguien a cruzar un río. Imagino lo que sería verlo llegar, sentir su presencia y tomar la fuerza y el valor de subirnos en él para cruzar juntxs las grandes aguas.
Sin duda no sería una tarea sencilla conseguir posarse sobre su lomo. Se trata de una fuerza igualmente misteriosa, un tanto solitaria, pero muy ágil. Una fuerza que, dentro de la mitología oriental, está relacionada con las emociones, con esas fuerzas antiguas y puras que tenemos los humanos para conectar con el mundo. Pero ahora el mundo está en medio de un gran conflicto o de muchos conflictos! Es todo más crudo aún.
El tigre nos viene a mostrar el valor de la paciencia y la confianza. Sin ello, cruzar estas grandes aguas puede ser muy difícil. Y permitirse mantener la soltura puede ser casi imposible cuando nos habita el miedo, cuando miramos desde la polaridad y cuando mantenemos el conflicto en primer plano. No es sencillo, pero el tigre, gracias a la fuerza fría que este año del agua trae consigo, nos puede ayudar a desligarnos emocionalmente del conflicto. Y así, poder observarlo con desapego en su complejidad, mirar las fuerzas que lo sostienen, pero también su utilidad. Por ejemplo, observar las formas en que se traduce y reverbera en nuestro interior.
Esperar con paciencia es la ocupación más importante del momento. Es una tarea dificilísima porque ante nuestros ojos se aparece como inútil. Pero cada momento tiene su utilidad, por lo menos así lo presenta este gran ciclo tejido por fuerzas diversas que es el I Ching. Y como ahí se dice: la paz llega al aceptar que solo el progreso lento es perdurable. Quizás tengamos que dejar de preguntarnos los porqués y llevar nuestra atención plena a la fuerza que se atesora entre nuestras manos y que con dulzura alimenta dicho progreso.
La imagen persiste: un tigre atravesando las grandes aguas, lleva en su lomo a alguien. Esta persona, cautivada por la benevolencia de la fiera, se ha entregado a la tarea de cuidar lo que entre sus manos transporta. Se trata de una pequeña llama de vitalidad, una semilla antigua que no ha dejado de ser transportada por todas las vidas que han cruzado las grandes aguas.