» Le pregunta a su hijo «
“Le pregunta a su hijo” se propone como un aforismo que tiene su origen en una experiencia en el Museo Amparo de Puebla en donde se le preguntó a una visitante del museo de manera azorosa ¿Qué es el arte contemporáneo? Ella volteó a mirar a su hijo y le relanzó la pregunta, él no dijo nada. Tomando esta anécdota como punto de partida, le propuse a Marcela Armas -artista mexicana- indagar desde su quehacer como artista -y como madre- acerca de qué es la práctica artística, de qué modos su hijo Turi (de tres años y medio) está implicado en ella y como ésto resignifica su quehacer, la relación con el tiempo y sus percepciones. Planteo que no sea una indagación directa sobre la maternidad, su función y si eso afecta o no la práctica artística. Se trata más bien de pensar con Marcela ciertos aspectos de ambos ámbitos de su vida, observar cómo éstos se entrecruzan y de paso poner sobre la mesa, muy a tiempo real, qué es eso que ella hace como artista y como ser en el mundo.
Katya Mora: ¿Qué es lo primero que te viene la cabeza cuando decimos Arte Contemporáneo?
Marcela Armas: Recuerdo un hashtag que me gusta por irónico: #nuncafuimoscontemporáneos. Pienso que a veces caemos en los juegos de las etiquetas y las categorías, nos ponemos muy rígidos y creemos que es muy importante -como artistas- tener una definición concreta no solo sobre lo qué es el arte contemporáneo, sino sobre donde ubicarnos dentro de ese gran conjunto. Me pregunto, ¿qué es la contemporaneidad? ¿la mía o la que les tocó a los artistas hace 20 años en los 90 ́s?, hay una distancia entre un tiempo y el otro, y sin embargo tanto ellos como nosotros seguimos siendo contemporáneos. Los límites entre una y otra categoría son muy ambiguos y quizá se trata mas de un asunto de percepción de acuerdo a ciertos referentes. Lo observo en mi caso, cuando algunas personas consideran que mi trabajo se inserta dentro del arte contemporáneo y otras lo catalogan como arte y medios o arte en relación a la tecnología y la ciencia. Hace 10 años si me preguntaban al respecto yo me sentía más obligada a hablar de disciplinas y categorías pero francamente cada vez me interesa menos pensar así.
KM- Es un ejercicio de ganar soltura dentro de la propia práctica...
MA- Sí, claro! Porque el hecho de estar en un contexto social y circunstancia determinada, todo eso da forma a tus pensamientos, a tus emociones y a las propias ideas y la interacción con otros. Es un gran diálogo que sucede entre el proceso propio y el amplio contexto en el cual circulamos. En definitiva ser artista es un ejercicio, un proceso de investigación continuo, pero también es un lenguaje tan vivo como una conversación, con su propio flujo, cuya naturaleza traspasa cualquier intento de someterlo a un conjunto definido. Aunque también para algunos es válido, me refiero, que también se podría pensar que si logras integrar el trabajo dentro de ciertas categorías ganarás fluidez y será más sencillo ubicarte en el curso de una linea de investigación, pero eso a mí no me funciona tanto, no me sirve pensarlo así.
KM- Entonces podríamos decir que el ejercicio de la práctica artística se sitúa en ese aprender a mirarse en relación a una complejidad compuesta por el propio trabajo, el contexto sociocultural y manteniendo cierta atención a lo que el “afuera” demanda. Ahora te propongo situarnos desde el lugar de Turi, ¿cómo crees que él vive este trabajo que llevas a cabo?
MA- Entre más conozco a Turi más percibo su grado de conexión con el mundo. Él sabe -y vive- ciertos aspectos de nuestro trabajo, pero no lo conceptualiza, lo integra a su experiencia vital, y claro, eso tiene implicaciones, movernos fisicamente de lugar, entrar en contacto con personas de cualquier ámbito: social, económico, cultural. De repente estamos en un concierto de música experimental o en el desierto en una reunión con un miembro de la comunidad wixárika o en la Ciudad de México en una feria de arte. Desde allí, lo que a mí me parece bonito es que él ha sido como una especie de ancla que me ha ayudado a integrar mi actividad profesional con el plano mas personal de mi vida. Es bien bonito compartir con él ciertos momentos de mi trabajo, dado que por su edad se relaciona mas desde el sentir y el flujo de sus emociones, entonces con ello siento que la vivencia de mi trabajo se vuelve más orgánica porque hay un intercambio que de cierta manera, también modela y transforma los procesos. Porque éll se va integrando de formas completamente inesperadas (risas!) porque no tiene filtros.
KM- Y en ese sentido el hecho de que tú tengas ese nivel de enfoque en tu práctica lo envuelve a él también...
MA- Él se ve envuelto porque está involucrado de manera natural, participa de gran parte de las experiencias. Y es muy importante ese involucrarlo, también como un ejercicio que me parece muy rico para entender que podemos involucrar a otros y uno se replantea muchas cosas, la función social del arte y que no todo tiene que ser tan hermético.
KM- ¿Establecerías una analogía entre tu producción y la relación que tienes con Turi?
MA- Establecería una en términos amplios de mi experiencia, que es el hecho de que tanto en mi trabajo como en mi relación con él inevitablemente me transitan emociones conectadas con el cuerpo. En los dos ámbitos constantemente encuentro situaciones que se producen de modo inesperado y que me confrontan, eso es, diría que ambos aspectos son espacios de confrontación –y por supuesto no solo eso- por donde transitan mis emociones, que se reflejan en mi cuerpo a nivel de salud, a nivel de mi estrés físico y psíquico. Esto es verdaderamente un trabajo para mí, en un sentido positivo, porque esas dos relaciones, la que tengo con mi hijo y con mi trabajo, me dejan ver mi reflejo o a veces mi sombra, y me muestran mi fragilidad y un sentido de profunda incertidumbre que muchas veces me descoloca. Todo esto en ocasiones es difícil de transitar, pero también me permite aprender de mí misma, me permite intentar entender con mayor claridad mi relación con la vida y buscar formas de fluir sin tantos prejuicios y sin tanta rigidez, de ser más feliz, de sanar. Creo que es positivo, pero es un trabajo fuerte....
KM- Y es que quizás ambas relaciones te muestren un límite, son ámbitos donde se asoman con mucha claridad las potencias e impotencias...
MA- Así es, muchas veces se asoman las impotencias, las limitaciones propias y eso a veces trae emociones de fractura, de manera personal, y es ahí que tengo que buscar de dónde asirme para poder conformarme y sostener mi ser vital, en el espacio de maternidad y en mi espacio laboral. Ambos espacios demandan mucha honestidad de mi parte para ver realmente quién si soy y qué si puedo y qué no puedo, también una cierta humildad para reconocer estos límites y a partir de ellos poder relacionarme con sinceridad y también con firmeza.
KM- Al estar Turi tan presente en el día a día en tu trabajo, inevitablemente y al margen de tus intenciones ambos aspectos se entrecruzan, ¿cómo sucede ese intercambio?
MA- Sí, ambas situaciones están constantemente interconectadas porque están en mi día a día, no hay manera de que no se conecten. La maternidad me ha conectado con mi ser animal, todos lo somos, pero en este caso en específico desde la crianza hay una mayor atención al flujo de la energía corporal. Porque tienes que atender las necesidades de otra persona, es importante estar presente, ofrecer un espacio de seguridad de la vida anímica, pensar en la comida, etc.. y todo eso entra indudablemente en relación también con mi vida laboral, porque hasta el momento el ser mamá no es una situación que pueda adecuarse a mi agenda, “no tengo vacaciones para dejar de ser mamá” (risas...) y al mismo tiempo las personas vivimos en este momento acelerado donde tenemos una agenda en un tiempo inexistente, hasta 2020, lleno de compromisos. Así que uno va integrando los aconteceres como se puede, de una u otra forma, sin embargo durante la crianza uno entra en contacto, de modo más directo, con los ritmos circadianos, nos vemos envueltos en el cuidado de un ser humano que necesita de esos ritmos y entonces el trabajo de alguna manera entra en ese flujo también.
KM- Turi necesita ser acompañado en esos ritmos vitales y al mismo tiempo al acompañarlo, y casi como consecuencia, pone en ritmo al trabajo, lo reformula a partir del tiempo.
MA- Sí, Turi ha cambiado mi relación con el tiempo en muchos sentidos. A veces cuando se tienen ciertas limitaciones temporales uno busca más la efectividad, entonces también cambia la naturaleza del trabajo, porque te vuelves más concisa, simplificas ciertos procesos, sintiendo que hay que colocar mucha fuerza en el resolver. Y por otro lado, pareciera paradójico a lo ya dicho, pero esa reformulación del tiempo, también tiene un lado muy positivo y hermoso, porque al entrar en el ritmo del sol, del amanecer y atardecer, entonces el espacio del pensar de alguna manera toma ese ritmo también y eso hasta podría pensarse que es radical en tanto se opone a la forma en la que se nos exige la vida hoy día. En el ritmo frenético de la ciudad es difícil despertar pensando en el sol.
KM- es un entendimiento biológico del tiempo...
MA- Sí, no es nada intelectual, tiene mucho que ver con los ritmos circadianos porque se trata de ciclos vitales, versus el ritmo de la información, de todo lo que circula, pero definitivamente uno va priorizando y en estas prioridades muchas veces terminas desconectado del sistema, de las redes. Para mí ha tenido un lado muy positivo, como de recobrar mi conexión con la naturaleza.
KM- Imaginemos, ¿qué crees que piense Turi de tu trabajo, de tus obras?
MA-. Mi trabajo es parte de su experiencia del día a día, pero no creo que piense en términos de obras resultantes, es abstracto para él. Todo es parte de un universo de cosas en su mente y su sentir pero cobran sentido cuando se vuelven experiencia, y cruzan la frontera de ser solo cosas. Una imagen que me gusta para ilustrar ésto, es el rompecabezas, una buena metáfora para expresar mi sensación de cómo él percibe mi trabajo como parte de un todo orbital, sin ni siquiera la necesidad aún, de unir las partes para formar conceptos o ponerlos dentro de conjuntos definidos.
KM- Quiero hacerte dos preguntas para ir concluyendo, una en relación al aforísmo “le pregunta a su hijo” ¿qué le preguntarías a Turi respecto a tu trabajo?
MA- Le preguntaría ¿Qué es Turi? Porque me gustaría saber qué es lo que él ve, lo que él siente e intuir qué sentido tiene para éll desde ese mundo sensible que habita.
KM- Y si planteásemos un nuevo aforismo donde estuviesen implicados tu relación con Turi y tu producción artística ¿cuál sería?
MA- Se me ocurren dos: “involucra a su hijo” y el otro “invita a su hijo”.
KM- Pensando en este nuevo aforismo podríamos también releer esa anécdota sucedida en el Museo Amparo, que sin saber qué fué lo que movió a la chica a preguntarle a su hijo qué es el arte, que podría parecerse a simplemente pasarle la pelota a él...
MA- Lo importante fue que lo involucró en esa conversación!
KM- Marcela, haciendo un resumen y pensando tu trabajo en perspectiva observamos una práctica que se enfoca tanto en la producción como en la investigación. Podríamos decir que has tenido que poner mucha atención para ir descubriendo a lo largo de los años, qué es ese trabajo, también en darle su lugar a la técnica y lo tecnológico dentro de tu práctica. Para así darte cuenta que esta práctica o quehacer en el fondo es algo muy sensible y hasta vulnerable, que necesita ser cuidado, más no encapsulado ni mucho menos escindido del mundo, sino todo lo contrario, soltarlo a la relación con el mundo, los mundos, el arte, la sociedad, el mercado y todas las turbulencias que eso pueda generar. Y ahora, al pensar cómo invitas a Turi a participar de esa relación, lo que se asoma en tu quehacer -no sólo artístico- es el cuidado de la vida a partir de observar sus procesos y sus ritmos vitales.
MA- Qué bonito mirarlo así, porque estando ahí dentro es difícil tener perspectiva, pues como decía, se está inmersa en un continuo hacer, resolver, accionar dentro de un flujo que no puedes detener. Pero finalmente lo que me mueve en el día a día, es participar en lo que se me va presentando, sin perder de vista el cuidado, en un sentido muy amplio, en lo laboral, lo vital, los pensamientos que subyacen a los modos de hacer y estar.
KM- Parece que Turi no sólo resignificó el tiempo, sino también las intenciones o el foco, lo puso en la alegría, el disfrute...
MA- Sí, le dió una orientación muy luminosa, con todo el esfuerzo que eso implica no sólo de gestión sino que nos puso de frente a la pregunta de qué tanto estamos dispuestos a transformarnos, para no dejar que esa vorágine del estrés, del acelere de la vida, te gobierne en pro del orden y del que todo funcione. Está bueno reconocer que hay cosas que no siempre necesitan funcionar –es una perspectiva capitalista-, y que hay espacios para la vida que tenemos clausurados y que necesitamos reactivar para darle cabida a lo esencialmente vital.
¡Gracias Marce!
Para disfrutar del trabajo de Marcela Armas Aquí